jueves, 28 de agosto de 2014

La Inmovilidad Bogotana


De los creadores del dicho "La vida es un tango y el que la baila es un loco", ahora presentamos"Bogotá es un hardcore, y los que manejan por sus calles son unos psicópatas", y es que por más campañas de Inteligencia vial, Pico y placa, Infracciones educativas o cuanta cosa se les ocurra, parece que los bogotanos no entendemos que hay normas de tránsito y que estas prevalecen todo el tiempo, no solo cuando el agente de tránsito nos está mirando.

Es triste escuchar a los extranjeros decir que pesar de la belleza de las mujeres colombianas, los monumentos y los paisajes, Bogotá es un caos de tráfico y polución. Los trancones aquí empiezan desde el amanecer y terminan ya bien entrada la noche, y eso que la capital es una ciudad sin vida nocturna, no quiero imaginar qué sería si la tuviera.

Por eso yo sugiero a todos los conductores de esta ciudad que se hagan un favor a ustedes mismos,y a los demás, que si va a sacar su vehículo dejen su mal carácter en la casa, y vayan a disfrutar con paciencia las dos horas que le va a tomar ir de su casa hasta al trabajo, porque los otros ciudadanos de Bogotá, como yo, no tenemos la culpa que políticos corruptos, que basan sus decisiones en la ley del oportunismo y la improvisación, entregaran la troncal de la 26 después de dos años de tomarnos del pelo, sin una conexión con la troncal de la NQS, por lo que tuvieron hacer un "remiendo", que consistió en quitar un carril del sentido sur- norte a la altura de la Calle 40, instalar unos bolardos en el sentido norte-sur, sabrá Dios con qué fin, y poner unos semáforos que ralentizan el trafico de la que solía ser la vía más rápida de Bogotá. Eso sin mencionar el puente en la Carrera 11 con 106 que duró como tres años en construirse y que nadie usa, por que, bueno no sirve para nada.

Los peores días sin duda son los viernes y los sábados. Los viernes por toda la gente sale a diversas actividades culturales, y los sábados simplemente porque no hay Pico y placa, aunque el sentido común le diría a la gente “normal” que no sacara el vehículo estos días y utilizara el transporte público, pero la verdad es que el “súper” sistema de transporte integrado no ofrece el mejor servicio, hay que caminar mucho, soportar manoseos, golpes y malos olores, por lo que usarTransmilenio en hora pico es más difícil que encontrar un flaco en un cuadro de Botero, como diría mi filosofo favorito Ricardo Arjona.

Pero usted también debería colaborar apegándose a las normas de tránsito, si es conductor de carro no se pase los semáforos en rojo, y por más afán que tenga no se pase los semáforos en verde si hay mucho tráfico y sabe que se va a quedar parado en el cruce cuando el semáforo vuelva a cambiar, además de causar posibles accidentes está generando trancón en la vía perpendicular. Si es conductor de moto deje de “culebrear” como loco entre los carros, y de adelantar vehículosbiarticulados, eso siempre termina mal,  y si es peatón pase por las cebras y utilice los puentes peatonales, pero si aun así no lo soporta más, desempolve la bicicleta y a utilizar los 376 kilómetros de ciclo-ruta que tiene Bogotá, usted se ejercitara, restará contaminación y ahorrará dinero.







martes, 5 de agosto de 2014

El sexo debil

Como si fuera poco que le tengan miedo a la sangre, que se hechen a morir cada vez que tienen una gripita, o que se quejen de que se les va a salir el alma por una cortadita, ahora tambien resulta que son todas una señoritas para salir a pasear.

Es que los "tiempos" han cambiado mucho, ahora es normal escuchar a niñas entre 15 y 18 años timbrando a casas vecinas, diciendo "señora, ¿Será que puedo llevar a cine a Manuel?, yo se lo traigo temprano", se imagina usted, en unos 8 o 9 años habrán conversaciones donde una amiga le diga a la otra "no , si me toco invitarlo a comer en ese restaurante caro, recogerlo y llevarlo a la casa, y el tipo no me dio ni un besito", pues nada tendria de raro, si las mujeres de hoy tenemos suerte si conseguimos que paguen la mitad de la cuenta.


¿Que paso con los hombres machos, esos que se enorgullecian de lavar su cabello con el mismo jabon de baño, esos que se cortaban las uñas y se cortaban los padrastros ellos mismos, esos que les importaba un comino estar afeitados o no, cuando empezaron a usar shampoo, acondicionador y crema para peinar (a base de keratina y gusano de seda para fortalecer), cuando empezaron a pagar un manicure mas costoso que el de nosotras y a hacer citas para depilacion láser?


Sinceramente, es que se han librado incluso de sus tareas basicas en la casa, ya no llevan el carro al taller porque les da asco mancharse las manos de grasa, no ayudan con las labores de plomeria por la misma razon, ¿que queda?, ¿que empicen a tener etapas hormonales, con berrinches y ataques de celos,  o dolores de cabeza cuando usted tenga ganas de sexo?.


Yo la verdad no soporto a estos tipos, es que eso de que tengan mas y mejores productos que yo, y que caminen como si tuvieran un frijol en medio de las nalgas no es de mi agrado, asi que no tengo novio, pero al menos ya entiendo porque...

domingo, 3 de agosto de 2014

El marranito de las maldiciones


En el mundo laboral es imposible dejar de encontrarse con mujeres cuyo vocabulario asustaría hasta al mas indecente de los marineros, y peor aun en envoltorio tan sofisticado, que apenas abren la boca usted no puede evitar pensar "calladita se veía mas bonita".

¿Que es lo que pasa con estas mujeres?, acaso la liberacion femenina a llegado tan, pero tan lejos ¿que para ser consideradas iguales debemos usar el vocabulario "masculino"?, lo dudo mucho, es decir, usted ni es mas profesional, ni mucho mas capacitada por expresarse de esa forma, al contrario, cualquiera pensaria que el lugar donde labora es una plaza de mercado, y estoy ofendiendo, sin razon, a las personas que si lo hacen.


Me pregunto si aquellas mujeres no tuvieron una madre como la mía que me decía, con todo su amor por supuesto, "cuantas veces tengo que decirle que las señoritas no dicen groserías" o "siga diciendo eso y le volteo la cara al otro lado", que paso con esas madres que le lavaban con jabón las bocas a sus hijos, o repartían cachetadas a diestro y siniestro cuando se era irrespetuoso, si usted a visto una conservela, porque están en vía de extinción.


Si para mi no existe algo mas mapataciones que un tipo que no pueda sostener una conversación sin decir una grosería en cada frase, no se que será para un hombre, que espera que la mujer en cuestión sea femenina, salir con alguien con boca de busetero (no se lo tomen personal señores de servicio publico de transporte), por mas churra que la vieja sea.


Asi que la propuesta en la oficina, como plan de contingencia, y en vista de la contaminacion auditiva, fue implementar una alcancia, o "marranito de las maldiciones", donde cada vez que alguien dijera una mala palabra tenia que depositar una moneda de $500 o $1.000, es decir entre 25 y 50 centavos de dolar, si usted no vive en Colombia le parecerá poco, pero pues en un país donde el  salario mínimo mensual es de 300 dólares, es una multa justa (bueno ni tanto si el pobre Miguel de Cervantes se revuelca en su tumba cada vez). Esto puede funcionar, como dirían en mi casa "a nadie le gusta que le metan la mano en el bolsillo" y mas si se hacen cuentas y se determina que 4 malas palabras son iguales a no tomarse dos cervezas el viernes en la noche.

sábado, 26 de julio de 2014

EL HAMLET QUE DEJO TRAUMADA A MI GENERACION


Muchos de los que nacieron durante la década de los 80, o principios de los 90, y tuvieron la suerte, o desgracia, de ver el Rey león en 1996, comprenderán esta entrada, porque sé que para muchos esta película marcó un antes y un después en la vida (hay gente que ha tenido terapias psicológicas durante años), así que levanto la mano por todos los que lloraron sin consuelo, gritaron de dolor y hasta patalearon, después de la fatídica escena en la que muere ‘Mufasa’.

Espero que usted, tuviera el privilegio de ver la película con su mamá, o con alguna persona de corazón sensible, que entendiera la pena y el dolor que sentía en ese momento cumbre de su vida, no como yo. Una tía me llevó a ver la película, y según ella, y como se encarga de recordarme cada vez que puede (sacándolo a colación en cada reunión familiar o acto social), lloré a mares, al punto que empezaron a llover pañuelos enviados por otros espectadores del cine, tratando de consolarme, mientras ella se escurría en su asiento por el sentimiento de pena ajena.

Este episodio me trajo innumerables bromas en la familia, lo que provocó en mí cierta apatía a la películas sentimentales, al punto que no pude volver a llorar en alguna, vi películas como "En busca de la felicidad" o "La vida es bella", y más recientemente "Bajo la misma estrella" y, aunque las disfruté, estaba sentada en medio del teatro, rodeada de gente con lágrimas en los ojos, y yo no soltaba ni la mitad de una.

El otro trauma que me dejó “El rey león”, fue reconocer estando en séptimo u octavo grado, cuando empecé a leer “Hamlet”, que la historia me era vagamente familiar, el hermano traidor del rey que lo asesina, y culpa a su hijo de la muerte, el príncipe que habla con el fantasma de su padre y promete vengarlo e incluso una escena donde `Scar` sostiene una calavera en su garra, de la misma forma en que lo hace ‘Hamlet’ en la escena del cementerio.

Así que tenía cierta ilusión en el momento de llegar al desenlace del libro, sin embargo, el final de “Hamlet” se me hizo totalmente inesperado, lo que me causó una serie de dudas existenciales que arruinaron por completo mi niñez y que me dejaron pensando en qué otras cosas nos habrá mentido Disney, ¿acaso la bella durmiente tenía mal aliento y el príncipe se negó a besarla para despertarla?, ¿la sirenita tenía el pelo lleno de frizz y su fuerte olor a pescado hizo que Eric no luchara contra la bruja para salvarla?, ¿la pobre viejita que le entregó la manzana a Blanca Nieves solo fue una pobre victima de una chica tonta que se metió un pedazo muy grande fruta en la garganta, y se ahogó por su propia estupidez, culpando a la señora y a una bruja inexistente?


Después de todo este razonamiento, estaba decidida a aclarar y a contar la verdad a todo aquel incauto que cayera en las trampas de estas historias que venden finales felices solo para hacer más rentable las taquilla de esas películas y que no tienen ningún problema en tergiversar la realidad, sin embargo, cuando mi primito de cinco años, me preguntó por “Hamlet”, y sus ojos cafés me miraron con esperanza, solo pude contestar que era la misma historia de la película de “El rey león” porque, hay que admitirlo, a pesar de todo no toda la culpa es de Disney, es difícil contarle a un niño una historia sin un final feliz....